La noticia sacude a las filas del sector tecnológico. Meta, la corporación que agrupa plataformas con millones de usuarios como Facebook, Instagram y WhatsApp, ha confirmado la eliminación de sus programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI).
El anuncio se distribuyó en un memorando interno que apunta a un cambio sustancial en la estrategia que solía favorecer la diversidad en el reclutamiento de personal y en la cultura corporativa en general. — Esta decisión emerge en un clima político donde las reformas que impulsan la representación de grupos minoritarios se han visto debilitadas —.
Un giro abrupto en la estrategia corporativa
En el correo electrónico dirigido a los empleados, Meta detalla que las modificaciones se ajustan a un «escenario legal y de políticas en constante cambio». Se refiere a fallos recientes del Tribunal Supremo que han limitado los programas de acción afirmativa en las universidades, lo que ha servido como fundamento para respaldar la revisión de los objetivos de diversidad en el sector privado.
— Lo que se consideró esencial durante diez años, hoy se llena de incertidumbre —. La evaluación se realiza en un escenario de cambios significativos dentro de la empresa. Hace unos días, Meta ya había generado conmoción al finalizar su programa de comprobación de contenidos en Estados Unidos.
Ambas determinaciones se ajustan a la línea política de un ala conservadora que exige menos moderación en redes sociales y menos iniciativas que, desde su perspectiva, penalizan opiniones o refuerzan ideas sobre la discriminación positiva.
Programas de diversidad: Influencia de la coyuntura política
Mark Zuckerberg, líder máximo de Meta, ha venido ajustando sus posiciones desde la victoria de Donald Trump en las elecciones de noviembre. Por un lado, es un hecho que la compañía busca reconciliarse con el espectro republicano, el cual no ha dudado en expresar recelos hacia cualquier medida que incluya cuotas o programas destinados a favorecer grupos subrepresentados.
— La donación de un millón de dólares al fondo de investidura de Trump subraya el grado de cercanía que se pretende cultivar en el entorno de la nueva administración —. Igualmente, la incorporación de un republicano como director de asuntos públicos de la compañía fortalece esa perspectiva renovada de las relaciones políticas.
Mediante estas acciones, Meta busca llegar a un acuerdo con un gobierno que hace fuertes críticas a los líderes de Silicon Valley, imputándolos de sesgo en la moderación de contenidos e incluso de censura de voces conservadoras.
Un giro en la moderación de contenidos
La eliminación del equipo DEI no surge en el vacío. El final del programa de verificación de información en Facebook e Instagram en Estados Unidos se interpretó como una señal clara de que el gigante de las redes sociales deseaba distanciarse de ciertas prácticas que contaban con respaldo de medios progresistas y organizaciones preocupadas por la propagación de discurso de odio.
En el seno de la compañía, ciertos trabajadores perciben con inquietud lo que ven el final de los programas de diversidad como una transformación radical en la narrativa interna. Hubo una etapa en la que Meta impulsaba intensamente el concepto de «hacer el mundo más abierto y conectado».
Un largo camino por recorrer
Argumentan que la fusión de talentos y puntos de vista fomenta la innovación, favorece una representación más equitativa de usuarios de diferentes procedencias y reduce las desigualdades históricas. — El debate entre libertad de empresa y responsabilidad social retoma una intensidad que se creía superada —.
Algunos analistas estiman que vendrán otras empresas de tecnología interesadas en reducir sus programas de inclusión para alinearse con un gobierno republicano que se muestra reacio a tales enfoques. De ese modo, la trayectoria colectiva de la industria podría apartarse de los compromisos adoptados tras la eclosión de BLM y el renovado escrutinio sobre la discriminación sistémica.
La decisión de Meta de abandonar sus programas de diversidad, equidad e inclusión revela la magnitud del viraje político que atraviesan Estados Unidos y, por extensión, las grandes corporaciones con influencia global. Lo que antes parecía un paso natural hacia la reducción de brechas raciales se muestra hoy como un asunto espinoso, atravesado por presiones legales y conveniencias estratégicas.
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