Jack Dorsey, el mismo que alguna vez creó Twitter —hoy llamado X—, decidió no lanzar otra red social. Esta vez se fue por un camino mucho más interesante: presentó Bitchat, una app de mensajería que no necesita internet ni servidores centrales para funcionar. Suena raro, pero el concepto es tan simple como genial: cada dispositivo actúa como un pequeño punto de conexión que mantiene viva la comunicación.
Bitchat no depende de Wi-Fi ni datos móviles. En lugar de eso, se apoya en el Bluetooth para crear redes locales. Cada persona que usa la app se convierte en un nodo que ayuda a expandir el alcance de los mensajes. Así, tus palabras pueden saltar de un dispositivo a otro hasta llegar a su destino, aunque este esté bastante lejos. Lo único es que, para que funcione, debe haber suficientes dispositivos cercanos con la app encendida.
Lo curioso es que esta tecnología no es nueva. Durante las protestas de Hong Kong hace algunos años, la gente ya utilizaba redes mesh para mantener el contacto sin que el gobierno pudiera bloquearlos. La diferencia ahora es que Dorsey tomó esa idea y la llevó a un nivel más amigable y seguro.
Bitchat tiene cifrado de extremo a extremo, por lo que solo tú y tu receptor pueden leer los mensajes. No pide ni cuentas ni números de teléfono, tampoco guarda nada en la nube. Si pasa algo grave, incluye un “modo pánico” que borra toda tu información en segundos. Y si quieres, puedes crear chats grupales protegidos con contraseña.
Al no tener una estructura fija ni depender de servidores, Bitchat es casi inmune a censuras o cortes masivos de internet. Por eso se plantea como una gran herramienta para comunidades que necesitan coordinarse en emergencias, o para eventos multitudinarios donde el internet colapsa. Incluso puede usarse para sincronizar mensajes cuando aparece una breve ventana de conexión.
Ahora mismo, la aplicación solo está disponible para iPhone y Mac, y en versión beta. El interés ha sido tan alto que los cupos en TestFlight están llenos. Habrá que esperar un poco para que todos puedan probarla.
¿Será que en el futuro mandaremos mensajes sin pasar por las manos de las grandes empresas o gobiernos? Con inventos como este, la posibilidad no suena tan lejana. Mientras tanto, habrá que seguirle la pista a este experimento de Dorsey, que podría cambiar, aunque sea un poco, la forma en que entendemos la comunicación digital.

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