La tarde se llenó de titulares que sorprendieron a más de uno. ChatGPT dejó de funcionar. Fue alrededor de las 20:00 horas hora mexicana cuando comenzaron a surgir los reportes de fallas generalizadas.
Lo inusual fue la magnitud del corte: no solo afectó a personas en un país concreto, alcanzó todas las regiones donde el chatbot opera con normalidad. Entonces, los grupos de mensajería se llenaron de comentarios, las redes sociales se inundaron de quejas y el servicio, de pronto, se detuvo.
— Algunos usuarios experimentaron mensajes de error con la frase “algo ha ido mal” — El problema persistió durante un tiempo que, para muchos, se sintió eterno. Aunque OpenAI reconoció la incidencia y prometió intervenir con prontitud, la causa exacta tardó en oficializarse.
Pasadas unas horas, se conoció que Sora —un sistema de generación de videos mediante texto— también fue víctima de los mismos inconvenientes.
Primer indicio de que ChatGPT dejó de funcionar
El sitio Downdetector reportó las primeras señales a la hora mencionada. A través de su portal, miles de usuarios notificaron su imposibilidad de generar respuestas o de recibir algo distinto a un escueto mensaje de error. En entornos digitales, el tiempo corre veloz, y la paciencia no suele ser un rasgo habitual de quienes dependen de la fluidez de una inteligencia artificial.
Los foros especializados no tardaron en encenderse: hablaban de un posible colapso de los servidores, teorizaban sobre sobrecargas de uso y llegaron, incluso, a plantear la posibilidad de una intervención externa.
— OpenAI, la empresa estadounidense detrás de ChatGPT, informó que su servicio registraba un elevado porcentaje de errores — Reconocieron el bache, tranquilizaron a los usuarios y aseguraron que estaban trabajando de manera diligente. Mientras tanto, quienes usaban el chatbot para fines académicos, empresariales o de simple curiosidad vieron interrumpidas sus rutinas digitales.
Reconocimiento oficial de OpenAI
Pasados algunos minutos de que ChatGPT dejó de funcionar, la compañía informó que había conseguido identificar la raíz del problema. No mencionaron detalles técnicos, sin embargo, señalaron que parte de su infraestructura experimentaba un pico de errores inusual. El equipo técnico prometió actualizaciones tan pronto como fuera viable.
Esa comunicación oficial trajo calma, pese a que la incertidumbre siguió flotando en el ambiente. ChatGPT es famoso por su versatilidad, y millones de personas se han acostumbrado a obtener, casi de inmediato, soluciones a lo que necesiten.
— El gigante de la inteligencia artificial no acostumbra a prolongar demasiado sus caídas — Su equipo de expertos siempre se mantiene alerta ante cualquier eventualidad. Aun así, las fallas mundiales generan un impacto notable, sobre todo cuando los usuarios esperan fiabilidad y constancia en un servicio tan difundido.
Efecto en Sora y otros sistemas
La propia OpenAI mencionó que el fallo salpicó a Sora, una herramienta dedicada a la generación de videos a partir de texto. Muchos se mostraron desconcertados. Existe un gran interés en el potencial de Sora, ya que se está convirtiendo en uno de los primeros servicios en traducir prompts escritos a creaciones audiovisuales que resultan cada vez más realistas.
Por ahora, tampoco se disponen de muchos detalles acerca de la magnitud del daño, aunque se espera que la puesta en marcha de sistemas de respaldo no tarde en devolver la normalidad.
Historial de interrupciones
No es poco común leer que ChatGPT dejó de funcionar. A lo largo de su meteórico ascenso —con más de 300 millones de usuarios semanales—, el chatbot ha tenido momentos en los que su rendimiento decayó. Algunas de esas ocasiones fueron resueltas con rapidez, en otras, la espera se prolongó lo suficiente para generar cierta incomodidad.
Las redes sociales, que no perdonan, bautizaron estos episodios con expresiones como “el fantasma de la desconexión” o “el momento de la pantalla en blanco”.
Alternativas y planes de contingencia
Además de las opciones que ChatGPT ofrece, existen otras herramientas que pueden servir de respaldo en caso de cortes similares. El atractivo de su arquitectura y la familiaridad con su interfaz hacen que la mayoría regrese a sus brazos virtuales en cuanto el servicio se reestablece.
Este suceso, más que alejar a usuarios, refuerza la necesidad de un respaldo viable que garantice productividad ante cualquier imprevisto.
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